El
aceite de palma es un aceite de origen vegetal que se obtiene del mesocarpio de la fruta de la palma
Elaeis guineensis. Es el segundo tipo de aceite con mayor volumen de producción, siendo el primero el aceite de soja. El fruto de la palma es ligeramente rojo, al igual que el aceite embotellado sin refinar. El aceite crudo de palma es una rica fuente de vitamina A y de vitamina E.
La palma es originaria de África occidental, de ella ya se obtenía aceite hace 5.000 años, especialmente en la Guinea Occidental de donde pasó a América, introducida después de los viajes de Colón, y en épocas más recientes fue introducida a Asia desde América. El cultivo en Malasia es de gran importancia económica, provee la mayor cantidad de aceite de palma y sus derivados a nivel mundial. En América, los mayores productores son Colombia y Ecuador.
Implicaciones para la salud
Una gran parte del consumo de aceite de palma se produce en la forma de aceite de cocina, oxidado en parte, en lugar de en su estado fresco. Esta oxidación parece ser responsable de los riesgos asociados a su consumo. Según varios estudios del "Center for Science in the Public Interest" (CSPI), el consumo excesivo de ácido palmítico (que compone el 44% del aceite de palma), aumenta los niveles de colesterol y puede contribuir al desarrollo de problemas cardiovasculares. La Organización Mundial de la Salud y el "National Heart, Lung and Blood Institute" de los Estados Unidos aconsejan limitar el consumo de ácido palmítico y alimentos con un alto contenido en grasas saturadas. Según la OMS, hay una evidencia convincente de que el consumo de ácido palmítico aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, colocándolo en el mismo nivel de evidencia que los ácidos grasos saturados.
Problemas ambientales
El cultivo de palma para obtener aceite ha sido criticado por su impacto medioambiental, que incluye deforestación, pérdida de hábitats naturales de especies en peligro, como el orangután y el tigre de Sumatra, así como por su contribución a la emisión de gases de efecto invernadero. Muchas plantaciones de palma se sitúan en túrberas, y despejar el terreno para el cultivo contribuye al aumento de emisiones de gases de invernadero.
Deforestación en Indonesia
La demanda creciente de aceite de palma por parte de las grandes corporaciones de la alimentación, la cosmética y de agrocombustibles está impulsando la destrucción a gran escala de turberas y selvas tropicales en Indonesia. La degradación y quema de los bosques de turberas de Indonesia causan al año la emisión de 1800 millones de toneladas (Gt) de gases de efecto invernadero. En muchas ocasiones las plantaciones de palma se implantan tras la destrucción de grandes extensiones de selvas tropicales en Indonesia. Esta destrucción acelera el cambio climático y lleva a especies amenazadas, como el orangután o el tigre de Sumatra, al borde de la extinción.